Posted on / by admin / in Noticias

CUANDO LOS FÁRMACOS SE PONEN AL VOLANTE

Los accidentes de tráfico constituyen una de las primeras causas de mortalidad en nuestro país y el consumo de sustancias que afectan a la capacidad de conducción influye en muchos de estos accidentes. 

La mayoría de los conductores conocen el efecto del alcohol y las drogas, sin embargo hasta el 80% de quienes consumen medicamentos que pueden influir en la conducción desconocen esta circunstancia. 
El tratamiento con ciertos medicamentos puede ocasionar efectos, tanto terapéuticos como adversos, que pueden disminuir la destreza necesaria para conducir un vehículo. 

Es bien conocido que la administración de agentes psicótropos (benzodiacepinas, especialmente) que se utilizan como tranquilizantes o hipnóticos, y los antihistamínicos para el tratamiento de alergias,  aumentan el riesgo de sufrir un accidente de circulación. 

Sin embargo, la relación entre medicamentos y conducción puede ser también positiva al controlar ciertos síntomas de la enfermedad del paciente (por ejemplo, los antieméticos pueden detener nauseas y vómitos invalidantes para el conductor). 

Todos estos efectos pueden variar de un paciente a otro según sus características particulares. Hay que mostrar una mayor precaución en el caso de la tercera edad (por posibles alteraciones hepáticas o renales que afecten su metabolismo), al principio del tratamiento y, en el caso de algunos fármacos del sistema nervioso central (como las benzodiazepinas de acción larga), con la somnolencia residual a primera hora de la mañana. 

El 25% de los fármacos que se consumen habitualmente,  puede afectar a la conducción de alguna forma, provocando una reducción de los reflejos al volante o un aumento del tiempo de reacción Y alteración en la percepción de las distancias, hiperactividad, alteraciones oftalmológicas o auditivas, estado de confusión y aturdimiento, somnolencia o efecto sedante. 

El peligro de conducir cuando se está tomando determinados medicamentos aumenta aún más porque la mayoría de los conductores no es consciente de los efectos de los fármacos sobre la conducción. Según estudios recientes, recibir información sobre los efectos de un determinado medicamento en la conducción reduce un 45% la tasa anual de accidentes por cada 1.000 pacientes. 

No debemos olvidar que 

  • El 5% de los accidentes de tráfico está generado por el consumo de medicamentos. 
  • El 30% de los conductores se encuentra en tratamiento farmacológico y, de ellos, más del 60% toma dos o más fármacos simultáneamente. 
  • El 30% de la población  se automedica. 
  • El 25% de los medicamentos puede afectar a la conducción provocando somnolencia o reducir los reflejos. 
  • El 20% de los accidentes de tráfico se produce porque las personas se duermen al volante. 
  • Recibir información sobre los efectos de un determinado medicamento en la conducción reduce un 45% la tasa anual de accidentes por cada 1.000 pacientes. 

Los grupos con un mayor efecto en la conducción son:

  • Aquellos que actúan sobre sistema nervioso central (grupo N de la ATC): antidepresivos,   ansiolíticos, hipnóticos, antipsicóticos, etc. 
  • Antihistamínicos utilizados para el tratamiento de la alergia (efecto mínimo en los de nueva generación como loratadina o mizolastina) 
  • Relajantes musculares. 
  • Algunos colirios. 
  • Numerosos antineoplásicos e inmunomoduladores (grupo L de la ATC). 

Algunos efectos de los medicamentos que pueden influir en la conducción son:

  • Somnolencia y/o efecto sedante. 
  • Reducción de reflejos y aumento del tiempo de reacción. 
  • Alteración de la percepción de las distancias. 
  • Hiperactividad e hiperreactividad. 
  • Alteración de la capacidad visual o auditiva. 
  • Pérdida de coordinación motora, espasmos y otras alteraciones a nivel muscular o neuromuscular. 
  • Confusión, aturdimiento, alucinaciones o modificaciones del comportamiento. 

Algunas recomendaciones generales

  • Antes de conducir, procure conocer cómo “reacciona” ante la medicación que está tomando. Si observa que ésta influye sobre sus reflejos, capacidad de concentración, o le produce excesiva somnolencia… indíqueselo al médico o farmacéutico y evite conducir. 
  • Recuerde que la “reacción” del organismo a los fármacos es más manifiesta en los primeros días de tratamiento, y en especial en las primeras horas después de la ingesta del fármaco. 
  • Siga siempre las instrucciones del médico y farmacéutico sobre cómo utilizar la medicación. 
  • Recuerde que tomar alcohol y fármacos conjuntamente puede incrementar sus efectos adversos (mayor sedación y somnolencia, pérdida de reflejos….).  
  • Si tiene que conducir de manera habitual, comuníqueselo al farmacéutico cuando este le vaya a dispensar la medicación con el fin de conocer si la misma pudiera interferir su capacidad de conducción. 
  • Tenga en cuenta que el conducir bajo el efecto de sustancias que interfieren con sus condiciones psicofísicas (alcohol, drogas de abuso, algunos fármacos) es un gran riesgo para sus acompañantes y para el resto de conductores. 

No conduzca si siente u observa los siguientes signos de alerta:

  • Aparición de visión borrosa o doble 
  • Dificultad para concentrarse o permanecer alerta 
  • Sorpresa ante acontecimientos habituales del tráfico (p.ej. frenazo ante un stop o semáforo en el último momento) 
  • Dificultad para recordar cómo se ha alcanzado el destino 
  • Dificultad para mantener una trayectoria recta 
  • Frecuentes invasiones de la calzada contraria o conducir por el centro de la carretera  

Deja una respuesta