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SUEÑO Y FATIGA DURANTE EL CONFINAMIENTO ¿CÓMO AFECTA A LA CONDUCCIÓN?

La situación excepcional de estado de alarma y confinamiento que estamos viviendo estas semanas debido el COVID19, nos está afectando a la mayoría de la población de diferentes formas, generando sobre todo miedo, preocupación, angustia o decaimiento, por la incertidumbre social y económica. 

Estas emociones se manifiestan principalmente con estrés, ansiedad, aumento o pérdida del apetito e incluso con importantes trastornos en el sueño, así como fatiga prolongada durante el día. 

El sueño y la fatiga hacen que tengamos menos energía, menor nivel de activación y motivación para realizar tareas y aprovechar el día, a pesar de que paradójicamente en el confinamiento podemos disponer de más tiempo libre. Estos efectos son peligrosos porque poco a poco pueden derivar en apatía, e incluso en trastornos por depresión. 

Pero, donde los efectos negativos del sueño y la fatiga pueden ser realmente peligrosos es en la conducción, afectando a aquellas personas que deben acudir a su puesto de trabajo en un vehículo privado, que precisan conducir para desarrollar su actividad laboral como el transporte de mercancías o de personas, o incluso a las personas que deben tomar el vehículo para adquirir productos de primera necesidad. 

Entre el 20 y el 30% de los accidentes están relacionados con el sueño y la fatiga, con lo que en esta situación de estado de alarma en la que mucha población reconoce que tiene problemas para dormir, y algunos trabajadores, como los transportistas tienen jornadas laborales muy extensas, resulta más peligroso aún conducir si no se ha descansado adecuadamente, incrementando la probabilidad de sufrir un accidente de tráfico. 

Al igual que durante estas semanas de confinamiento deberíamos focalizarnos más en comer de forma sana y equilibrada, extremar las medidas de limpieza e higiene personal, o practicar algún tipo de ejercicio físico, tampoco debemos descuidar nuestras pautas de sueño y descanso, sobre todo si vamos a realizar una tarea de riesgo como es conducir. 

¿CÓMO DETECTAR A TIEMPO LOS SÍNTOMAS? 

Muchas personas reconocen que durante estas semanas no duermen bien. La disminución de la actividad física, las tensiones y preocupaciones, no seguir una rutina ni horarios de descanso, influyen para que nuestro sueño no sea de calidad. 

El sueño es una de las funciones biológicas más importantes que garantiza el bienestar de las personas. Cuando dormimos estamos desarrollando numerosas funciones fisiológicas y psicológicas, que la gran mayoría de personas desconocen, pero que son fundamentales para el adecuado funcionamiento y desarrollo del cuerpo humano. 

Es tan importante el sueño, que nos pasamos un tercio de nuestras vidas durmiendo. La calidad del sueño afecta al desempeño de nuestra vida cotidiana. De esta forma cuando tenemos un sueño reparador, es decir cuando nos levantamos descansados, nuestro nivel de activación tanto físico como mental, es mucho mayor que cuando dormimos mal o un número insuficiente de horas. Las personas solemos dormir una media entre 6 y 8 horas al día, dependiendo de las necesidades individuales, o de nuestras circunstancias personales. Es importante destacar que es más importante la calidad del sueño que la cantidad. 

Seguramente habrás notado que cuando no duermes bien te sientes mucho más irritado, fatigado, con desánimo, te cuesta concentrarte, pensar con claridad y tomar decisiones adecuadas. El sueño reparador es vital para que al día siguiente puedas llevar a cabo tu actividad cotidiana con normalidad y seguridad, sobre todo en aquellas tareas que implican un riesgo, como es la conducción. 

La fatiga, tanto física como mental es otro síntoma relacionado con el agotamiento, que afecta de forma peligrosa a nuestra salud y a tareas como  la conducción. Las personas que trabajan en el sector sanitario, en las actividades de abastecimiento en productos y servicios de primera necesidad y en su distribución están actualmente en un momento de alto rendimiento con largas jornadas, que pueden generar fatiga y cansancio, aparte de estrés o ansiedad.  

 El sueño y la fatiga tienen por lo tanto un efecto muy peligroso en la conducción. Quedarse dormido al volante, o la incapacidad de prestar toda nuestra atención a la tarea de conducir, puede ser la antesala de un accidente grave o incluso mortal, generalmente producido por una salida de vía y choque del vehículo contra un obstáculo, debido a la incapacidad del conductor de reaccionar a tiempo. 

Si durante estos días tienes que conducir un vehículo, deberías poner mayor empeño en seguir un descanso adecuado y realizar durante tu jornada de trabajo paradas de forma periódica, cada dos horas 

Los signos que se describen a continuación, son un indicador de que los efectos negativos del sueño y la fatiga se manifiestan en la conducción. Detectarlos nos permitirá reaccionar a tiempo y evitar fatales consecuencias: 

  • Pesadez en los párpados 
  • Picor o cansancio en los ojos 
  • Aparición de visión borrosa o doble. 
  • Tendencia a acomodarse en el asiento 
  • Reajustes posturales 
  • La cabeza se nos cae
  •  Bostezos continuos  
  • Dificultad para concentrarse o permanecer alerta

Si detectas estos signos al volante, detén el vehículo en un lugar seguro y descansa durante unos 20 minutos, bien estirando las piernas o haciendo una pequeña siesta. 

Antes de ponernos al volante, debemos ser conscientes de si realmente estamos lo suficientemente descansados y en condiciones óptimas para realizar el desplazamiento con efectividad y seguridad. En caso de detectar algún pequeño síntoma de cansancio, y aun así es imprescindible realizar el desplazamiento, deberemos arriesgar lo menos posible, estar lo más atento posible, y realizar paradas con mayor frecuencia. 

El modo más eficaz para que el sueño y la fatiga no invadan tu desplazamiento es cuidar tus pautas de sueño y descanso. 

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