Seguridad vial y su relación con el TCC
Abundantes trabajos, literatura anteriores reflejan la urgencia de abordar los temas de seguridad vial para los países, por los enormes costos sociales y económicos que conllevan. En particular, el transporte de carga por carretera, se está viendo impulsado a estructurar acciones tendientes a reducir su incidencia en los accidentes viales, por tres motivos:
• Sociedad, la inseguridad vial producto del incremento del parque de vehículos hacen que la sociedad en su conjunto identifique al TCC, por su activa presencia, como un usuario de alto riesgo en el uso de las infraestructuras. Esto se traduce en normativas crecientemente exigentes, mayor fiscalización y tendencia a perseguir la responsabilidad civil y hasta penal de los operadores que ejecutan servicios sin gestionar adecuadamente la seguridad.
• Costo de los accidentes o incidentes, el no abordar de forma sistemática el tema de la seguridad en las operaciones de transporte es un riesgo económico enorme, la necesidad de responder por el valor de la carga, el costo de reponer vehículos, la sobredimensión de flota, el costo en imagen y deterioro de servicio afectan seriamente la sustentabilidad económica de las operaciones y la cobertura de todos estos riesgos a través de seguros significan un costo adicional importante, más aún para quienes no muestran buenos estándares de accidentabilidad o incidencias.
• Exigencias de los clientes, el transporte es un sector de demanda derivada, es decir, en general presta servicios a los sectores primarios de la economía y por lo tanto, estructura sus servicios y foco operacional de acuerdo a los requisitos de los clientes. Al respecto son estos requisitos los impulsores de priorizar la seguridad en las operaciones de TCC. Esta situación se verifica particularmente en las exigencias de aquellos sectores de la economía que destacan por una preocupación estratégica por la seguridad, como ejemplo podemos mencionar el sector minero. En ciertas circunstancias la seguridad pasa a ser la principal característica del servicio contratado por las compañías cuando contratan transporte y los operadores verdaderos expertos en la prevención de riesgos asociados a esta actividad. UNIDAD DE SERVICIOS DE INFRAESTRUCTURA División de Recursos Naturales e Infraestructura, CEPAL www.cepal.org/transporte 6 Ciertamente la realidad del TCC en América Latina y el Caribe no es comparable a la realidad de los países desarrollados y su principal brecha dice relación con el nivel de formalidad y profesionalización de la industria y los operadores que ejecutan estos servicios. Esta falla estructural hace, por un lado no disponer de información fiable que permita dimensionar y caracterizar el impacto real del TCC en la seguridad vial y, por otro, se constituye en una enorme barrera para implementar políticas y programas públicos y privados que aborden el desafío de disminuir la accidentabilidad. Conductores, vehículos e infraestructura son los componentes esenciales que interactúan en un accidente vial. Los fabricantes de vehículos industriales y la ingeniería vial innovan constantemente para reducir los riesgos mediante la técnica. Pero estos esfuerzos son en vano si no se tiene la capacidad financiera para la adopción masiva de estas tecnologías y si no se asocian a acciones dedicadas al comportamiento humano y al desarrollo organizacional, estos últimos responsables del uso e implantación tecnológica.
Para los operadores de TCC el conductor es sin duda alguna el profesional estratégico de la empresa, de él dependen las condiciones de cumplimiento del servicio, el nivel de los costos de la operación, la durabilidad del vehículo (principal activo de la compañía) y las condiciones de seguridad del servicio. En este sentido, se observa que en los países desarrollados esta importancia se entiende profundamente, determinando un permiso específico y condiciones estrictas para la obtención de la licencias de camión pesado. Desde la perspectiva de la seguridad en las operaciones de TCC, el profesionalismo del conductor es fundamental y esto dice relación con:
• Mejorar la formación inicial, profesionalizando la función y ampliando los conocimientos específicos respecto de seguridad vial y el rol del conductor.
• Control de las condiciones de salud de los conductores de camiones pesados, dada la naturaleza de esta actividad, las condiciones de salud son fundamentales para un desempeño seguro en la ruta.
• Desarrollo de programas de capacitación permanente que actualicen y refuercen los conceptos de seguridad vial, incorporando en ellos análisis crítico de accidentes y situaciones de riesgo.
• Reglamentación y fiscalización real de tiempos máximos de conducción, tanto para conductores asalariados como para los transportistas autónomos que se dediquen a esta profesión. El ser humano posee capacidades fisiológicas limitadas respecto de mantener el nivel de atención requerido para el desarrollo de una actividad con alto nivel de riesgo, como lo es la conducción en ruta.
• Control de la conducción en ruta, para ello existen tecnologías y dispositivos que permiten al gestor de la flota o a las autoridades fiscalizadoras, monitorear las velocidades alcanzadas en ruta (tacógrafo, motorización electrónica, GPS), esto a fin de tener información fiable de los excesos de velocidad, las conductas riesgosas en carretera y los tiempos de conducción.
• Prevención y control de consumo de alcohol y drogas ilícitas.
La gestión de conductores profesionales debe ser el centro de una política o programa de seguridad en las operaciones de TCC y esto plantea un desafío mayor para quienes gestionan flotas en los países en desarrollo. En estos países la industria del TCC se caracteriza por una excesiva atomización de operadores, sobreoferta de servicios, con segmentos relevantes de la industria que opera en la informalidad y con regulación poco fiscalizada. Esta situación configura un mercado laboral de conductores en base a remuneraciones altamente variables de acuerdo al tiempo de conducción, lo cual incentiva al propio conductor a exigirse más allá de lo legalmente permitido y de sus condiciones físicas, a fin de obtener un salario mayor, incrementando el riesgo vial e incluso llegando al uso de drogas de forma habitual para sostener ese estilo de vida. La seguridad se ha integrado al diseño mismo de los camiones, ya no se trata de implantar equipos auxiliares. Todo el desarrollo tecnológico de avanzada, que grandes multinacionales realizan se incorporan a los vehículos desde una perspectiva de seguridad integrada, por ejemplo 7 dispositivos tecnológicos que ayudan a evitar accidentes (seguridad activa) o que reducen las consecuencias cuando no se pudieron evitar (seguridad pasiva). Adicionalmente, las tecnologías de la comunicación apuntan a la seguridad preventiva, detectando y alertando lo antes posible situaciones potencialmente generadoras de accidente, y a la llamada seguridad terciaria, las alertas después del accidente y facilitación de las operaciones de atención. Los desarrollos tecnológicos de avanzada en materia de seguridad en los vehículos asumen el camino de complementar y ampliar las competencias de los conductores y, prácticamente, suplir las fallas o puntos ciegos humanos, así como mejorar las condiciones de conducción a fin de lograr una mejor atención a la operación. A continuación, revisaremos algunos desarrollos tecnológicos de última generación que se están priorizando en el diseño de vehículos de carga. 1. Seguridad activa o primaria Frenado y ralentización en el ámbito primordial del frenado, se han generalizado los frenos de disco de mando neumático unidos al antibloqueo de seguridad (ABS). Actualmente están integrados en un sistema de pilotaje electrónico, el EBS (Electronic Braking System), que reparte el esfuerzo de frenado rueda por rueda en función de las condiciones de adherencia. Los ralentizadores en la transmisión, el escape y unos frenos motores potentes completan estos dispositivos. Control dinámico de trayectoria el comportamiento dinámico de los vehículos actualmente se puede controlar electrónicamente, tanto en su suspensión como en el tren delantero, por un sistema que mantiene la trayectoria en curvas de poca adherencia, impidiendo además el vuelco y la rotura de los equipos articulados (la “tijera”). Ergonomía y asistencia a la conducción la ergonomía de los puestos de conducción, el aislamiento acústico, y térmico, la calefacción y ventilación, la suspensión de los habitáculos brindan a los conductores buenas condiciones de trabajo y mejoran la seguridad al permitirles concentrarse en la carretera. Además, han aparecido asistencias a la conducción: asistencia al arranque en cuesta, regulador y limitador de velocidad, cajas de cambio robotizadas, que facilitan el trabajo del conductor y le “ahorran cansancio”. 2. Seguridad pasiva o secundaria Los desarrollos en seguridad pasiva apuntan a reducir las consecuencias del accidente. Hay dos tipos de seguridad secundaria, una basada en sistemas que actúan directamente sobre el usuario (cinturones de seguridad, cojines inflables, eliminar partes contundentes de las cabinas, etc.), la otra está integrada al diseño mismo del vehículo y que busca la protección de los demás usuarios viales (dispositivos antiencastramiento frontal, lateral y trasero). 3. El futuro: diálogo e interacción Los desarrollos actuales apuntan a la interacción y “diálogo” entre los vehículos que circulan por las carreteras, y no solo entre vehículos, sino también entre vehículos y la infraestructura. En esta línea de desarrollo se encuentran radares que detectan la presencia de vehículos que preceden y adecuan automáticamente la velocidad y de ser necesario actúan sobre los frenos para mantener una distancia de seguridad, el conductor es informado de forma continua de las diversas situaciones y pueden retomar el control en todo momento mediante el acelerador o frenos. Otro desarrollo dice relación con el mantenimiento del carril a través de una gestión automática de la dirección (dirección eléctrica) y el vehículo está provisto de un sistema de visión capaz de detectar el marcado en el suelo a ambos lados del carril y de estimar la curva de la carretera, lo que permite determinar la trayectoria y corregirla actuando sobre la dirección, el conductor puede retomar en todo momento el control completo del vehículo y una alarma le advierte en caso de mal funcionamiento (ausencia momentánea de marcado en el suelo, por ejemplo).