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Ictus y Conducción

Un ictus, también conocido como ACV (accidente cerebrovascular), es una lesión en el cerebro ocasionada por la interrupción de la irrigación sanguínea; en la mayoría de los casos suele ser silenciosa; esto quiere decir que no se manifiesta con anterioridad, sino que simplemente aparece cuando una arteria del cerebro se obstruye o un vaso sanguíneo se rompe y la sangre no llega al cerebro como corresponde. Por lo cual, es importante acudir inmediatamente al médico, para recibir atención inmediatamente.   

Es importante el reconocimiento de síntomas para poder detectarlo y actuar a tiempo; ya que el  tiempo que pasa desde que aparecen los síntomas iniciales, hasta que se contacta con el sistema de emergencia es fundamental. Se considera que el tiempo que tiene una persona desde que se manifiestan los síntomas es de cuatro horas y media para ser atendido y reducir al máximo las posibles secuelas. 

Los síntomas de alarma son los siguientes: 

  • Alteración repentina en la sensibilidad “hormigueo” en cara, brazo y/o pierna de un lado del cuerpo. 
  • Alteración brusca del habla o del entendimiento,  
  • Pérdida súbita o alteración de la visión. 
  • Dolor de cabeza súbito, de alta intensidad y sin causa aparente 
  • Parálisis o entumecimiento del rostro, brazos o piernas. 
  • Perdida de la estabilidad y dificultad para caminar 

En el caso de presentarse alguno de estos síntomas, y aunque los mismos hayan sido transitorios y pasajeros, es de suma importancia acudir al médico urgente, ya que, como se mencionó anteriormente, las primeras horas son primordiales para poder llevar a cabo algunos tratamientos y reducir las secuelas que pueda llegar a causar.  

Prevención

Es una situación que podría evitarse, en un primer momento, a modo de prevención primaria, controlar los factores de riesgo que cada persona podría tener, por ejemplo: 

  1. Llevar una dieta rica y saludable, baja en sal y grasas.
  2. Realizar actividad física de forma regular.
  3. Controlar el peso, la presión arterial y los niveles de colesterol y azúcar en sangre (y, en su caso, tratar de forma correcta).
  4. Abandonar el tabaco y restringir el consumo de alcohol a niveles moderados.
  5. Controlarse el pulso de forma regular y, caso de apreciarlo rápido o con palpitaciones en una situación de reposo, consultar al médico.

Por otro lado, aquella persona que ya ha sufrido un ictus, deberán tener en cuenta otros cuidados y poner en práctica una “prevención secundaria”,encaminada a rehabilitarse y disminuir el riego de nuevos accidentes. Claramente, en estos casos, la persona tiene que seguir un plan de medicación estricto y control médico para realizar todos los chequeos y estudios correspondientes.  

Conducción

La conducción de un vehículo, puede llegar a considerarse muy importante desde el punto de vista social y laboral. En el caso de las personas que se dedican a la conducción, deberán siempre tener en cuenta cuáles son los síntomas, para poder reconocerlos y así evitar accidentes de tránsito. Dependiendo de cada caso, la persona puede o no presentar secuelas. A pesar de que los avances en los tratamientos son muy efectivos, hay otros casos donde la persona sufre consecuencias, por lo cual, deberá cumplir con un proceso de rehabilitación que le permita recuperar las habilidades perdidas o atrofiadas, no solamente para introducirse en la vida social, sino que, en algunos casos representa el medio para poder recuperar el estilo de vida anterior, especialmente en el área laboral.  

Cuando una persona que dedica su vida a la conducción, se le presenta la imposibilidad para manejar, es recibido como un gran impacto sobre su autoestima, con lo que se debe contrarrestar frente a las posibles discapacidades que le impidan conducir de un modo seguro. 

Aquella persona que ha sufrido un ictus, supone un riesgo a nivel vial, ya que podría presentar déficits que pueden ocasionar: alteraciones en el campo visual, mala orientación espacial, lentitud en los reflejos, dificultad de atención, problemas para interpretar signos o señales. Por esta razón, es imprescindible que la persona cumpla con todos los exámenes correspondientes para verificar su estado de salud, y deberá solicitar a los especialistas, que le brinden información sobre las posibilidades de que se vean alteradas sus habilidades y las recomendaciones al respecto.  

Otro de los factores que puede significar un riesgo es todo el tratamiento farmacológico con sus consecuentes efectos secundarios, además de que existe la posibilidad de volver a sufrir un nuevo ictus, generando un riesgo importante si la persona va al volante. Por lo cual, todo esto influirá en la hora de evaluar a la persona y determinar si está en condiciones de retomar la conducción.   

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